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¿Por qué los perros muerden los muebles?

Uno de los comportamientos más comunes y frustrantes que puede presentar un perro es el de morder los muebles. Esta conducta, que en ocasiones se manifiesta desde que son cachorros, puede convertirse en un verdadero dolor de cabeza para los dueños, quienes ven sus sillones, mesas, sillas o incluso puertas desgastados, rasgados o destruidos.

Sin embargo, detrás de este hábito no solo hay una cuestión de mala educación o travesura, sino que existen razones emocionales, físicas y conductuales que explican por qué los perros actúan de esa manera. Además, la intervención de un veterinario no solo es útil sino esencial para encontrar una solución efectiva y duradera.

Etapa de dentición: una causa frecuente en cachorros

El primer paso para comprender este problema es reconocer que morder es una conducta natural en los perros. Desde que son cachorros, los perros exploran el mundo a través de su boca, de la misma manera que los bebés humanos lo hacen al llevarse objetos a la boca. Durante la etapa de dentición, que ocurre entre los tres y seis meses de edad, es completamente normal que busquen aliviar las molestias de sus encías mordiendo cualquier objeto que encuentren a su alcance. En ese periodo, los muebles suelen ser un blanco fácil, pues están al nivel del perro y ofrecen distintas texturas que le resultan atractivas.

El aburrimiento y la falta de estimulación

No obstante, si el perro continúa mordiendo muebles una vez superada la etapa de dentición, es importante analizar otras causas. Una de las más frecuentes es el aburrimiento. Los perros son animales inteligentes, activos y sociables. Si pasan muchas horas solos, si no tienen suficiente estimulación física ni mental o si no cuentan con juguetes adecuados para morder, buscarán satisfacer esa necesidad por otros medios. Morder muebles, en ese contexto, les ayuda a liberar energía acumulada, reducir el estrés y entretenerse. En hogares pequeños, donde no tienen suficiente espacio para correr o jugar, este comportamiento puede volverse aún más frecuente.

Ansiedad por separación: una causa emocional

Otra causa importante es la ansiedad por separación. Algunos perros desarrollan un fuerte apego hacia sus dueños y no saben gestionar su ansiedad cuando se quedan solos. Esta ansiedad se manifiesta de diversas maneras, como ladridos excesivos, destrucción de objetos y, en muchos casos, mordisqueo de muebles. Para el perro, morder resulta una vía de escape que le proporciona una sensación momentánea de calma, aunque para el dueño sea una clara señal de un problema emocional que requiere atención.

Problemas de salud que pueden provocar esta conducta

Existen también razones médicas que podrían llevar a un perro a morder muebles. Algunas deficiencias nutricionales o problemas digestivos generan en el animal la necesidad de masticar objetos no comestibles, una conducta conocida como pica. En estos casos, el perro podría intentar morder no solo muebles, sino también tierra, piedras, madera o plástico. Ante esta posibilidad, es crucial consultar al veterinario, quien podrá realizar los exámenes necesarios para descartar cualquier condición de salud subyacente.

El papel del veterinario en la solución del problema

El veterinario juega un papel fundamental en la solución de este problema por diversas razones. En primer lugar, es quien puede determinar si la conducta tiene un origen físico o si se trata de un problema estrictamente conductual. Si hay dolor en las encías, problemas estomacales, deficiencias de minerales o incluso parásitos intestinales, el veterinario podrá detectar y tratar la causa. Una vez descartado el factor médico, podrá ofrecer una orientación precisa para corregir el comportamiento.

Terapias de comportamiento y apoyo profesional

Muchos veterinarios cuentan con formación en etología, la ciencia que estudia el comportamiento animal. Gracias a esto, pueden proporcionar diagnósticos certeros y estrategias prácticas para modificar la conducta del perro. Por ejemplo, si el problema radica en ansiedad por separación, el veterinario podría recomendar terapias de modificación de conducta, ejercicios de desensibilización o incluso, en casos graves, apoyar el tratamiento con medicación que ayude al perro a gestionar mejor sus emociones mientras se reeduca su conducta.

Estrategias prácticas para evitar que el perro muerda muebles

Asimismo, el veterinario puede orientar a los dueños en cuanto a las mejores prácticas para prevenir que el perro continúe dañando los muebles. Una de las recomendaciones más frecuentes es el enriquecimiento ambiental. Esto implica proporcionar al perro juguetes interactivos, mordederas especiales y actividades que estimulen su mente y cuerpo, reduciendo así las probabilidades de que busque morder muebles por aburrimiento. En algunos casos, los veterinarios pueden sugerir la utilización de esencias o sprays con sabores amargos, diseñados específicamente para disuadir a los perros de morder objetos.

La importancia del ejercicio y la rutina

Otra recomendación clave es establecer rutinas claras de ejercicio. Un perro que camina, corre, juega y socializa de manera regular es menos propenso a desarrollar comportamientos destructivos. Por eso, el veterinario puede ayudar a diseñar un plan de actividades físicas adecuado a la raza, tamaño y edad del perro, contribuyendo a su bienestar general y, en consecuencia, a la disminución de estas conductas no deseadas.

Paciencia y constancia: claves para corregir el problema

En última instancia, también es responsabilidad del dueño comprender que corregir esta conducta requiere paciencia, constancia y, muchas veces, la guía de un profesional. Regañar o castigar al perro después de que ha mordido un mueble no servirá de nada, ya que el animal no comprenderá la relación entre el objeto destruido y el regaño. Lo correcto es redirigir la conducta en el momento adecuado, ofrecer alternativas válidas y reforzar positivamente los comportamientos deseados.

El veterinario, tu mejor aliado para una sana convivencia

En conclusión, que un perro muerda los muebles es un problema frecuente, pero tiene solución si se atiende correctamente. Detrás de este hábito puede haber factores físicos, emocionales o ambientales que requieren ser identificados para ofrecer una respuesta adecuada. El veterinario es el aliado ideal en este proceso, no solo para descartar problemas de salud, sino también para guiar a los dueños hacia soluciones prácticas y efectivas que mejoren la calidad de vida del perro y la convivencia en el hogar.

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