
Llevar a un perro a la peluquería no es solo una cuestión estética. Se trata de un acto de cuidado integral que contribuye a su salud física y emocional. Un pelaje limpio y bien recortado evita enfermedades de la piel, elimina parásitos, y mejora la calidad de vida del animal.
Sin embargo, no todos los perros requieren los mismos tratamientos, ni todos los procedimientos son adecuados para todas las razas o condiciones. Por ello, es fundamental contar con la orientación de un veterinario antes de proceder con cualquier tipo de atención estética.
¿Por qué acudir primero al veterinario?
Antes de llevar a tu perro a la peluquería, lo más recomendable es una visita al veterinario. Este profesional no solo puede evaluar el estado general de salud del animal, sino también detectar posibles alergias, infecciones cutáneas o problemas dermatológicos que podrían agravarse con el uso de productos cosméticos, baños o cortes de pelo inapropiados. En algunos casos, el veterinario puede incluso indicar que el perro no debe ser bañado hasta que no se resuelva cierta condición médica.
Además, el veterinario puede ayudarte a determinar la frecuencia adecuada de las visitas a la peluquería según la raza, edad, tipo de pelaje, y estilo de vida del perro. Por ejemplo, un perro de raza Poodle o Shih Tzu requiere cuidados más frecuentes y específicos que un Labrador Retriever. De esta manera, se evita tanto el exceso como la negligencia en el aseo.
Elegir una peluquería canina responsable
Una vez que cuentas con la aprobación del veterinario, es momento de elegir una peluquería que sea profesional, higiénica y segura. No todas las estéticas caninas son iguales. Algunas están enfocadas solo en el aspecto visual, mientras que otras comprenden el aseo como parte del bienestar del animal.
Busca un lugar que cuente con personal capacitado en manejo animal, primeros auxilios y conocimientos básicos de comportamiento canino. Es preferible que haya colaboración o comunicación con algún veterinario, ya sea propio del establecimiento o externo. También es importante observar el trato hacia los animales: un buen peluquero canino debe tener paciencia, empatía y saber leer el lenguaje corporal del perro para evitar situaciones de estrés o agresividad.
Preparar a tu perro para la experiencia
No todos los perros están acostumbrados a ser bañados, secados con secadora o manipulados por extraños. Por ello, es aconsejable familiarizar al perro poco a poco con el ambiente de la peluquería. Una buena idea es llevarlo a conocer el lugar días antes de su cita para que lo explore, huela y asocie el sitio con experiencias positivas. Si es un cachorro, cuanto antes empiece a ser socializado con estos ambientes, más fácil será su adaptación.
También es útil entrenarlo en casa para que se sienta cómodo con ciertos estímulos: tocarle las patas, cepillarle el pelaje, o usar un secador de pelo cerca de él para que se familiarice con el ruido.
Si el perro es muy nervioso o ha tenido experiencias negativas previas, lo mejor es comentarlo tanto al veterinario como al peluquero para que se tomen las precauciones necesarias, o incluso se valore la necesidad de una sedación ligera, siempre bajo supervisión médica.
Cuidados durante y después de la peluquería
Una peluquería profesional y responsable no debería realizar cortes de pelo extremos sin previa consulta o recomendación veterinaria. Por ejemplo, afeitar completamente a un perro con doble capa de pelo, como un Husky o un Pastor Alemán, puede alterar su capacidad natural para regular la temperatura corporal, tanto en invierno como en verano. Es otro motivo más por el cual el asesoramiento veterinario es esencial.
Durante la sesión de peluquería, el perro debe ser tratado con cuidado, evitando tirones innecesarios, productos irritantes o temperaturas elevadas. Al salir del lugar, es importante observar cualquier cambio en su comportamiento, enrojecimiento en la piel, o síntomas como picazón excesiva o letargo. Ante cualquier señal de alerta, se debe acudir al veterinario lo antes posible.
La higiene como rutina, no como evento esporádico
Llevar al perro a la peluquería no debería ser un evento aislado, sino parte de una rutina integral de higiene. Sin embargo, esta rutina debe ser individualizada: no todos los perros deben bañarse cada semana ni todos requieren corte de pelo. Algunos solo necesitan cepillado regular, revisión de oídos, recorte de uñas y limpieza dental.
El veterinario puede ayudarte a establecer un calendario personalizado de aseo que complemente la labor de la peluquería, pero que también contemple lo que puedes hacer en casa. Por ejemplo, el cepillado frecuente previene la formación de nudos y la acumulación de pelo muerto, lo que reduce la necesidad de cortes más radicales. Asimismo, la revisión de orejas evita infecciones por humedad o acumulación de cerumen.
Llevar a tu perro a la peluquería no es un capricho ni una moda: es parte esencial del cuidado que necesita para vivir sano y feliz. Sin embargo, para que esta experiencia sea positiva y segura, lo ideal es siempre contar con el respaldo de un veterinario, quien puede orientarte sobre los procedimientos más adecuados y detectar cualquier condición que deba ser tratada antes o durante el proceso.
Una buena peluquería canina, complementada con revisiones veterinarias periódicas y cuidados en casa, forma parte de una estrategia completa de bienestar. Así, más allá de un corte bonito, tu perro tendrá una vida más saludable, equilibrada y libre de molestias.