
Todos los perros y gatos vomitan alguna vez, pero la clave está en aprender a diferenciar cuándo se trata de un episodio aislado sin importancia y cuándo puede ser un síntoma de un problema de salud que requiere atención.
A veces los vómitos ocurren porque la mascota come demasiado o demasiado rápido, pero también pueden ser la manifestación de una enfermedad, como ocurre con la presencia de parásitos intestinales.
Estos parásitos son una causa frecuente tanto de vómitos como de diarrea en los animales de compañía, y aunque la mayoría no afectan al ser humano, algunos sí pueden representar un riesgo, por lo que la prevención es fundamental.
Vómitos en perros: cuándo preocuparse
En el caso de los perros, los vómitos ocasionales no siempre son señal de alarma. Un perro puede vomitar por comer con ansiedad, por ingerir hierba en exceso o por haber consumido alimentos que no le sientan bien. Sin embargo, cuando los vómitos son recurrentes o aparecen acompañados de otros síntomas, es momento de prestar atención.
Los parásitos intestinales son una de las causas más comunes. En infestaciones con ciertos gusanos, especialmente los redondos, los perros pueden vomitar con frecuencia e incluso llegar a expulsar los propios parásitos.
Otros signos que acompañan a esta situación son la diarrea, la tos, el adelgazamiento progresivo, el pelaje opaco o sucio, la hinchazón abdominal y el malestar general. En algunos casos, los perros arrastran el trasero por el suelo debido a la incomodidad causada por los parásitos.
Cuando se sospecha de una infestación, el diagnóstico suele hacerse mediante un análisis de heces, en el que se buscan huevos microscópicos o la presencia de gusanos adultos. Realizar este tipo de revisiones periódicas es recomendable, ya que permite detectar el problema a tiempo antes de que los síntomas se agraven.
Tratamiento y prevención en perros
La mayoría de los parásitos intestinales son fáciles de tratar con medicamentos administrados por vía oral. No obstante, lo más importante no es solo el tratamiento puntual, sino la prevención continua. El esquema de desparasitación debe mantenerse durante toda la vida del animal, siguiendo las dosis y la frecuencia recomendadas por el profesional de confianza.
Es importante tener en cuenta que, en ocasiones, los cachorros pueden vomitar después de recibir un desparasitante debido a la sensibilidad de su sistema digestivo. Esto no significa que el tratamiento no sea efectivo, sino que el organismo está eliminando los parásitos. Mantener un calendario de desparasitación es la mejor forma de evitar que estas molestias se repitan y de garantizar el bienestar del animal.
Vómitos en gatos: causas comunes
En el caso de los gatos, vomitar de vez en cuando también es algo habitual, especialmente cuando forman bolas de pelo al acicalarse. Sin embargo, los vómitos frecuentes pueden ser un indicador de que algo no marcha bien. Entre las causas más comunes se encuentran las intolerancias alimenticias, los empachos, el consumo de alimentos de baja calidad, las inflamaciones del páncreas, los procesos infecciosos, los envenenamientos o los problemas renales y de tiroides.
Los parásitos intestinales también son una causa frecuente de vómito en los felinos. Se estima que, en determinadas circunstancias, hasta un 45% de los gatos pueden presentar este problema. Los parásitos pueden ser gusanos o microorganismos más pequeños que afectan al sistema digestivo.
Los síntomas suelen ser inespecíficos: pelaje sin brillo, diarrea, heces con mucosidad o sangre, pérdida de apetito, vientre abultado, palidez de las mucosas y, con frecuencia, vómito.
El vómito repetido no solo incomoda al gato, sino que puede causar deshidratación, sobre todo cuando se acompaña de diarrea. Esto lo debilita y lo hace más vulnerable a otras enfermedades, por lo que resulta esencial actuar a tiempo.
Qué hacer si un gato vomita
Si un gato ha vomitado de forma puntual y no presenta otros síntomas, lo recomendable es dejarlo en ayunas durante 12 a 24 horas, siempre asegurando que tenga agua disponible para mantenerse hidratado. Posteriormente, se debe ofrecer una dieta blanda por algunos días hasta que el sistema digestivo se estabilice.
Sin embargo, si los vómitos son repetidos y se acompañan de los signos antes mencionados, lo más prudente es acudir cuanto antes al veterinario. El especialista confirmará si la causa son los parásitos u otro tipo de afección y recomendará el tratamiento adecuado. Al igual que en los perros, la desparasitación periódica es la clave para prevenir estos problemas y proteger la salud del animal a largo plazo.
Importancia de la prevención
Tanto en perros como en gatos, la prevención resulta siempre más sencilla y económica que el tratamiento de una infestación avanzada. La desparasitación regular no solo protege a la mascota, sino que también contribuye a mantener un entorno más seguro para las personas que conviven con ella, especialmente niños y adultos mayores, que pueden ser más sensibles a ciertos parásitos.
Además de la desparasitación, es fundamental mantener hábitos de higiene adecuados, como limpiar con frecuencia el área donde el animal hace sus necesidades, evitar que consuma alimentos en mal estado y proporcionar siempre agua limpia y fresca. Un entorno higiénico y controlado reduce considerablemente el riesgo de reinfestación.
Los vómitos en perros y gatos son un síntoma común que, en muchos casos, no reviste gravedad. Sin embargo, cuando son recurrentes o se acompañan de otros signos como diarrea, pérdida de peso o pelaje deteriorado, es necesario considerar la posibilidad de que se trate de parásitos intestinales u otra enfermedad más seria. El diagnóstico temprano y la desparasitación periódica son herramientas esenciales para mantener la salud de nuestras mascotas.
Observar con atención las señales que manifiestan los animales, actuar con responsabilidad y mantener medidas preventivas constantes es la mejor manera de garantizarles una vida plena, saludable y libre de molestias innecesarias.