
En el mundo pecuario mexicano, la salud del ganado es un factor decisivo para asegurar la productividad y la rentabilidad de los criaderos. Una de las enfermedades que más preocupa en las regiones tropicales y subtropicales es la dermatobiosis bovina, causada por la mosca Dermatobia hominis, conocida popularmente como “mosca de tórsalo” o “nuche”.
Sus larvas se alojan bajo la piel de los animales, ocasionando lesiones dolorosas, infecciones secundarias, pérdida de peso y un deterioro significativo de la calidad de las pieles, lo que impacta tanto en el consumo humano como en la industria peletera. Frente a esta problemática, la intervención de un médico veterinario es indispensable, ya que solo un especialista puede diagnosticar correctamente los casos, establecer tratamientos adecuados y diseñar planes de prevención eficaces para reducir al mínimo los daños en los hatos.
¿Qué es la dermatobiosis bovina?
La dermatobiosis bovina es una miasis cutánea, es decir, una infestación de la piel por larvas de mosca. La hembra de Dermatobia hominis deposita sus huevos utilizando a otros insectos como vectores, por ejemplo, mosquitos y tábanos. Cuando estos pican al bovino, liberan los huevos que rápidamente se convierten en larvas e ingresan en la piel del animal. Cada larva desarrolla un nódulo característico, que presenta un pequeño orificio por donde respira y excreta líquidos serosos.
El proceso de maduración larvaria dura de 30 a 60 días. Durante ese tiempo, el bovino experimenta dolor, comezón, pérdida de apetito y, en casos graves, disminución en la producción de leche o carne. Además, los nódulos generan cicatrices que deterioran el valor comercial de la piel, ocasionando pérdidas considerables para el productor.
Distribución en México
La dermatobiosis se encuentra principalmente en zonas cálidas y húmedas de México, donde las condiciones ambientales favorecen la proliferación de la mosca. Estados como Veracruz, Tabasco, Chiapas, Campeche, Quintana Roo y Oaxaca presentan mayor prevalencia. También se han documentado casos en la región de la Huasteca, en entidades como Hidalgo y San Luis Potosí.
En los sistemas de producción extensiva, donde el ganado permanece al aire libre, la probabilidad de infestación es aún mayor, lo que explica por qué la dermatobiosis es un desafío constante en los criaderos de estas regiones.
Impacto económico
El daño económico que causa esta enfermedad no se limita únicamente a la pérdida de peso o leche. Los costos se incrementan por la necesidad de aplicar tratamientos, la merma en la calidad de la carne debido al estrés del animal, y el deterioro de los cueros, que dejan de ser aptos para la industria peletera. Se calcula que en América Latina las pérdidas anuales por dermatobiosis bovina ascienden a millones de dólares, y México no es la excepción.
Métodos de combate
El tratamiento contra la dermatobiosis bovina se enfoca en eliminar las larvas presentes en el animal y reducir la población de la mosca en el entorno. Entre las medidas más utilizadas destacan:
Extracción manual de larvas: cuando las lesiones son detectadas tempranamente, el veterinario puede extraer las larvas mediante presión suave o instrumentos especiales. Esta práctica requiere cuidado, ya que una extracción incompleta puede generar infecciones.
Uso de antiparasitarios sistémicos: productos como la ivermectina han mostrado gran eficacia en la eliminación de larvas, además de actuar contra otros parásitos internos y externos.
Tratamientos tópicos: la aplicación de insecticidas o soluciones cicatrizantes en las heridas ayuda a prevenir infecciones secundarias y acelera la recuperación de la piel.
Control biológico: en algunas regiones se han utilizado técnicas de control integrado, como la liberación de moscas estériles o el manejo racional de insecticidas para evitar resistencia.
Prevención en los criaderos
La prevención es la estrategia más efectiva para reducir la incidencia de dermatobiosis. Algunas de las medidas recomendadas incluyen:
Manejo sanitario constante: revisiones periódicas del ganado permiten identificar rápidamente los casos y evitar que la infestación se extienda.
Uso de baños garrapaticidas e insecticidas: contribuyen a controlar a los insectos vectores que transportan los huevos de Dermatobia hominis.
Rotación de potreros: disminuye la exposición continua del ganado a las moscas y mejora las condiciones higiénicas del entorno.
Mejoramiento genético: existen investigaciones que sugieren que ciertas razas presentan mayor resistencia natural a la infestación.
Capacitación de productores: la formación de los ganaderos en prácticas de prevención es clave para reducir la prevalencia.
El papel del veterinario en la estrategia integral
Si bien existen varias medidas de control y prevención, la aplicación inadecuada de medicamentos o la manipulación incorrecta de las lesiones puede resultar contraproducente. En este contexto, el papel del médico veterinario es central. Solo él puede diseñar un plan integral de manejo sanitario que combine tratamientos efectivos, calendarios de aplicación y estrategias preventivas adaptadas a cada región y sistema de producción.
Además, los veterinarios contribuyen en la capacitación de los ganaderos, ayudándoles a identificar de manera temprana los síntomas y a aplicar buenas prácticas de manejo que reduzcan el impacto de la enfermedad.
La dermatobiosis bovina representa un reto importante para los criaderos en México, especialmente en las zonas cálidas y húmedas donde la mosca Dermatobia hominis encuentra condiciones ideales para reproducirse. Aunque el impacto económico es considerable, el combate y la prevención de esta enfermedad son posibles mediante el uso combinado de antiparasitarios, medidas de higiene, control de vectores y, sobre todo, un monitoreo constante del ganado.
Para alcanzar estos objetivos de manera eficaz, es imprescindible contar con la asesoría de un médico veterinario, quien no solo garantiza un tratamiento adecuado de los animales infectados, sino que también establece planes preventivos que protegen la salud del hato y la rentabilidad del criadero. En la práctica pecuaria, la experiencia y conocimientos del especialista son la mejor herramienta para hacer frente a la dermatobiosis y asegurar un futuro más saludable y productivo para el ganado mexicano.