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Los cuidados que se le deben dar al gato Burmés, no se requieren demasiados, ni muy meticulosos. Las atenciones que debe recibir este minino son las normales: cepillarle el pelo de manera semanal, conservar su manto en bien estado y no dejar que se acumule demasiado el pelo muerto.

El gato Burmés debe ser bañado una sola vez al mes y procurar que tenga perfectamente aseadas las orejas, los ojos, dientes y nariz. También es indispensable acudir con la debida frecuencia al veterinario para que se encargue de aplicar las vacunas necesarias para nuestro gato Burmés.

Este es solo uno de los consejos que conviene seguir para el cuidado de los gatos, tomando en cuenta su raza y circunstancias de vida. En lo que sigue les compartiremos los  cinco mejores consejos para el cuidado de los gatos.

Los cuidados del gato Maine Coon

El principal cuidado que se debe tener con respecto a esta raza minina, se relaciona con su pelaje.

Es un gato que se caracteriza por tener un pelaje profuso, pero para que el atractivo natural del gato Maine Coon no se pierda, es conveniente ayudarlo cepillando su pelaje por lo menos tres veces a la semana con un cepillo especial para mininos de largo pelaje.

De preferencia cada sesión de cepillado debe durar unos cinco minutos. Cepillar el pelo de nuestro gato Maine Coon nos ayudará a evitar variados problemas gástricos por la acumulación de bolas de pelo que llegara a ingerir el animal cuando se acicala.

Acerca de la alimentación del gato

Los gatos son animales de naturaleza carnívora, de modo que si queremos que tenga un crecimiento adecuado y en perfecta salud, es necesario suministrarle la alimentación indispensable.

Tales nutrientes están constituidos esencialmente por grasas y proteínas de origen animal. También es importante la taurina, un aminoácido esencial para la adecuada nutrición del gato.

No menos importante es preparar y servir los alimentos de nuestro gato con total higiene.

Estamos hablando de animales que son muy exigentes en lo que se refiere a sus alimentos y no los consumirá salvo que se encuentren limpios, con la temperatura adecuada y en buenas condiciones.

Por ejemplo, si se le cambia de manera brusca la marca de comida para gato que se le suele servir, lo más seguro es que la rechace y lo mismo con su alimento normal si algún día llega a cansarse de este producto.

De allí la necesidad de que el propietario del gato sea quien tenga un atento control de su dieta.

Prevenir el golpe de calor en el gato

En lo que respecta al llamado golpe de calor, cabe destacar que los mininos sudan muy poco y únicamente lo hacen a través de las almohadillas.

Si en la temporada estival los gatos pasan tiempo en el interior del coche, la temperatura interna del animal aumenta de manera considerable.

Esto puede derivar en colapsos de cierta gravedad ocasionados por los choques térmicos. Se trata de espasmos musculares, una difícil respiración y un desmayo por parte del animal.

En estos casos, hay que llevar al gato a un sitio sombreado y fresco; hay que humedecerle generosamente, iniciando por la cabeza, utilizando agua fría, para así disminuir la temperatura corporal del minino.

También es aconsejable atender al gato en estas ocasiones usando un ventilador o cualquier otro objeto que remueva el aire, genere una corriente y consiga refrescar al animal.

Acerca de la primera desparasitación de los gatos

En cuanto un minino es llevado al hogar, lo primero que debe hacerse es llevarlo con el veterinario.

Será este especialista quien nos explique el modo correcto para desparasitar al gato de acuerdo con las circunstancias. También es indispensable que la desparasitación primera del minino sea tanto externa como interna.

Alrededor de las dos o tres primeras semanas de vida del animal, de acuerdo con la clase de producto desparasitador que se emplee, el joven gato ya puede someterse a una desparasitación interna.

Lo anterior implica que cuando adoptemos un gatito, por más joven que sea, habrá que desparasitarlo necesariamente.

Indispensable resulta saber que las parasitosis en los gatos pueden producir complicaciones como la anemia o la diarrea.