
Los periquitos australianos (Melopsittacus undulatus) son aves pequeñas, alegres y sociables que se han convertido en una de las mascotas más populares del mundo.
Sin embargo, al igual que otras especies de aves domésticas, pueden sufrir una amplia variedad de problemas parasitarios, tanto internos como externos, que afectan su salud, comportamiento y apariencia. La detección temprana y el tratamiento adecuado son fundamentales para mantenerlos sanos y activos.
Parásitos externos: un enemigo visible
Los parásitos externos son los más comunes y fáciles de identificar, ya que afectan directamente las plumas, la piel y el pico del periquito. Los principales son los ácaros, los piojos y, en casos más graves, las pulgas.
Ácaros de la sarna o del pico y patas
Uno de los parásitos más temidos por los dueños de periquitos es el ácaro Knemidokoptes pilae, causante de la llamada sarna del pico y las patas. Este diminuto organismo excava túneles bajo la piel del ave, provocando costras blancas o amarillentas en el pico, las patas y alrededor de los ojos. Con el tiempo, puede deformar el pico, dificultar la alimentación y causar picazón intensa.
El contagio ocurre por contacto directo con aves infectadas o por el uso compartido de jaulas, juguetes o perchas contaminadas. El tratamiento requiere la aplicación de acaricidas específicos, generalmente a base de ivermectina, y una rigurosa desinfección del entorno.
Ácaros de las plumas y ácaros respiratorios
Otros ácaros, como Ornithonyssus bursa o Sternostoma tracheacolum, atacan las plumas o las vías respiratorias. En el primer caso, el periquito se muestra inquieto, se rasca constantemente y pierde brillo en el plumaje. En el segundo, los síntomas son más preocupantes: el ave respira con dificultad, emite silbidos y mantiene el pico abierto buscando aire.
Estos parásitos se transmiten con facilidad entre aves en contacto y requieren tratamiento veterinario urgente. Además del medicamento antiparasitario, es esencial limpiar a fondo la jaula, reemplazar el material contaminado y garantizar una buena ventilación.
Piojos y pulgas
Aunque menos comunes en aves domésticas, los piojos aviares pueden afectar a los periquitos si se exponen a aves silvestres o a ambientes descuidados. Estos insectos se alimentan de restos de piel y sangre, provocando picazón, irritación y pérdida de plumas. En infestaciones severas, pueden debilitar al ave por estrés o anemia.
Las pulgas, por su parte, suelen encontrarse en el entorno y no tanto sobre el cuerpo del periquito. Por ello, es indispensable mantener la jaula limpia, seca y desinfectada, y evitar el contacto con animales externos.
Parásitos internos: una amenaza silenciosa
Los parásitos internos son más difíciles de detectar, pero sus consecuencias pueden ser graves si no se tratan a tiempo. Estos organismos afectan principalmente el sistema digestivo, aunque algunos invaden los pulmones o el hígado.
Lombrices intestinales
Las lombrices (nematodos) son los parásitos internos más frecuentes en periquitos. Se adquieren por ingestión de agua o alimentos contaminados con huevos o larvas. Sus síntomas incluyen diarrea, pérdida de peso, plumaje opaco y debilidad general. En casos avanzados, el abdomen puede inflamarse y el ave presentar apatía.
El diagnóstico se realiza mediante análisis de heces y el tratamiento consiste en la administración de antihelmínticos bajo supervisión veterinaria. La prevención es fundamental: se debe ofrecer agua limpia, evitar restos de comida en descomposición y mantener una higiene estricta del entorno.
Coccidios y giardias
Los coccidios (protozoos intestinales) y las giardias son parásitos microscópicos que pueden causar enteritis severa. Los periquitos infectados presentan diarrea persistente, heces con mucosidad, letargo y plumas erizadas.
La coccidiosis suele aparecer en ambientes húmedos o sucios, donde los ooquistes (huevos del parásito) prosperan. Por su parte, la giardiasis se transmite principalmente por agua contaminada.
Ambas enfermedades se combaten con medicamentos específicos, como el metronidazol o el toltrazuril, y una cuidadosa limpieza del bebedero y los utensilios del ave.
Tricomonas
El parásito Trichomonas gallinae se aloja en la cavidad oral y el esófago del periquito. Provoca lesiones en la garganta, dificultad para tragar y pérdida de apetito. Si no se trata, puede derivar en infecciones secundarias y deshidratación. Este protozoo se propaga a través del agua de bebida compartida o el contacto directo entre aves.
Prevención: la mejor medicina
La prevención de los parásitos es la clave para conservar la salud de los periquitos australianos. Unas sencillas medidas de higiene y observación diaria pueden evitar la mayoría de los problemas:
Limpieza regular de la jaula: eliminar restos de comida, cambiar el papel del fondo y desinfectar con productos seguros para aves.
Agua y alimento frescos cada día, evitando la contaminación por excrementos o polvo.
Evitar el contacto con aves silvestres o nuevas sin cuarentena, ya que pueden ser portadoras de parásitos.
Revisar el plumaje, el pico y las patas con frecuencia en busca de señales de costras, pérdida de plumas o picazón excesiva.
Visitas veterinarias periódicas: un control anual puede incluir exámenes de heces o revisiones preventivas para detectar parásitos internos.
Los problemas parasitarios en los periquitos australianos son frecuentes, pero totalmente controlables con atención y cuidado. Tanto los parásitos externos como los internos pueden afectar gravemente la salud del ave si no se detectan a tiempo, pero una buena higiene, alimentación adecuada y supervisión veterinaria garantizan una vida larga y saludable.
Mantener el entorno limpio y observar los cambios de comportamiento o apariencia es la mejor herramienta para detectar cualquier anomalía. Con estas precauciones, los periquitos pueden seguir alegrando el hogar con su canto, su curiosidad y su energía característica durante muchos años.