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Los alcances de la cirrosis en los canes

La cirrosis es una enfermedad que se presenta como una aguda fibrosis en el hígado. Lo que define principalmente a esta condición es un paulatino deterioro de la estabilidad hepática de ese órgano corporal. Por lo general se presenta como una derivación de distintas afectaciones al hígado, las cuales se aúnan al poco éxito de las dinámicas regeneradoras del organismo para la reparación de dicho órgano.

Ahora bien, más allá de que la cirrosis está considerada como un desarrollo no reversible, crónico y degenerativo, es indispensable para el veterinario seguir ciertas medidas para atender estos casos en los perros. Una de ellas es tomar las acciones pertinentes para impedir el avance de la fibrosis y también para contener las problemáticas asociadas a esta enfermedad.

Dedicaremos las líneas siguientes para conocer de mejor manera cómo se manifiesta la cirrosis en los canes, las causas que tiene el problema y el tratamiento que debe de seguirse para contener los efectos tan nocivos de esta condición. A continuación comentaremos entonces cuáles son los alcances de la cirrosis en los canes.

Cómo se presenta la cirrosis en los perros

El hígado es un órgano que exhibe una notable capacidad de regeneración, al grado que en ocasiones logra regenerarse en su totalidad a partir únicamente del treinta por ciento de su total tamaño. No obstante, cuando esta tendencia a la regeneración no es exitosa, es entonces que la cirrosis se presenta.  

¿Cómo acontece lo anterior? Las tentativas del hígado por concretar la regeneración de los hepatocitos propicia una anormal abundancia de tales células, las cuales se vinculan a manera de nódulos sin función o estructura de ningún tipo.  A estos últimos se les denomina como nódulos de regeneración.  

Con el avance de la cirrosis se llega a una grave fibrosis que pone en riesgo aún en mayor medida la función y la estructura del hígado.

Principales causas de la cirrosis canina

Varias son las causas que producen la aparición de cirrosis en el organismo del can, como, por ejemplo, ciertos casos de intoxicación por alcaloides vegetales, la aplicación de algunos tratamientos anticonvulsionantes, casos de congestión pasiva hepática de nivel secundario y de obstrucción biliar.

Ahora bien, en las etapas primeras de la enfermedad, los canes pueden mantenerse sin síntomas, o bien, manifestar síntomas clínicos poco específicos como es el caso de diarrea, anorexia, polidipsia, depresión, apatía y poliuria.

No obstante, en cuanto quedan rebasadas las capacidades de reserva funcionales del hígado, se presentarán síntomas clínicos asociados a las enfermedades hepáticas. Por lo general, las alteraciones funcionales y estructurales del hígado que experimenta cirrosis, termina por desencadenar fallos hepáticos que incluyen ictericia, ascitis, encefalopatía hepática, fotosensibilidad, tendencia a sufrir de sangrados y a padecer el síndrome hepatocutáneo.

Diagnóstico y tratamiento para atender los casos de cirrosis canina

Por otra parte, el diagnóstico de esta enfermedad hepática en los canes debe de seguir el modelo que mencionaremos en lo que sigue: obtención de historial clínico y exploración general por parte del veterinario; la realización de una analítica sanguínea que incluya un perfil hepático, ecografía y radiografía de la zona abdominal, además de la realización de una biopsia y un minucioso análisis histopatológico.

Es tiempo de comentar acerca del tratamiento para combatir la cirrosis en los canes. Más allá de que estamos ante una condición de tipo irreversible, es indispensable que el veterinario aplique un adecuado tratamiento para contener el avance de la fibrosis y así controlar las principales complicaciones y síntomas vinculadas a esta dinámica.

Básicamente, el tratamiento contra la cirrosis en los canes está fundamentado en los puntos siguientes: contener la progresión de este problema hepático; conseguir un eficiente manejo dietético, emprender un tratamiento de las complicaciones, y también llevar a cabo un tratamiento de soporte.

En este sentido, el tratamiento llamado de soporte debe de ser aplicado de forma complementaria. Por lo general incluye antioxidantes y hepatoprotectores especiales, como, por ejemplo, ácido ursodeoxicólico, silimarina y vitamina E. La verdad es que la vitamina C tiene muchos aspectos positivos para la salud y la nutrición de los perros.

No obstante, el uso que se haga de este elemento nutricional debe de estar orientado permanentemente siguiendo las directrices del veterinario.

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