Los hámsters, aunque pequeños y aparentemente resistentes, son animales frágiles que pueden enfermar con rapidez. Por su naturaleza discreta, suelen ocultar los síntomas de enfermedad hasta que el problema está avanzado.

Por eso, es fundamental que quienes tienen uno de estos roedores como mascota aprendan a reconocer las señales de alerta para actuar a tiempo y acudir al veterinario cuando sea necesario. En este artículo te explicamos los síntomas más comunes que pueden indicar que tu hámster no está bien, y qué hacer en cada caso.
Cambios en el comportamiento
Una de las primeras señales de que algo no anda bien en un hámster es el cambio en su comportamiento habitual. Si un animal que normalmente es activo por las noches de repente se muestra apático, duerme más de lo normal o no responde a estímulos, podría estar enfermo.
Otros signos incluyen agresividad inusual, rechazo al contacto humano, falta de interés por jugar o explorar su entorno, o permanecer en una esquina del hábitat sin moverse por largos periodos. Es importante distinguir entre el comportamiento normal del hámster (especialmente si es nuevo en casa o es de una especie más tímida) y un cambio repentino y sostenido en su actitud.
Pérdida de apetito y peso
Otro síntoma que no debe pasar desapercibido es la falta de apetito. Si tu hámster deja de comer o beber durante más de 24 horas, es una señal de que algo anda mal. El peso corporal también puede disminuir rápidamente debido al tamaño pequeño del animal. Para detectar esto, es recomendable pesar al hámster una vez por semana con una balanza de cocina y llevar un registro. También puedes observar si ha dejado comida en su tazón por varios días seguidos, o si ya no llena sus abazones (mejillas) como antes.
Problemas digestivos: diarrea o estreñimiento
La salud intestinal del hámster puede alterarse por infecciones, cambios en la dieta o estrés. La diarrea, especialmente cuando es acuosa y persistente, puede ser síntoma de infecciones bacterianas como la enfermedad de la cola mojada, una afección común y potencialmente mortal en hámsters jóvenes. Los signos de alerta digestiva incluyen pelaje mojado o sucio en la zona anal, heces blandas, muy líquidas o ausentes, hinchazón abdominal o comportamiento inquieto al tocar el vientre. Un hámster con diarrea necesita atención veterinaria urgente, ya que la deshidratación puede ser fatal en pocas horas.
Problemas respiratorios
Los hámsters también pueden sufrir enfermedades respiratorias, especialmente si están expuestos a corrientes de aire, ambientes húmedos o sustratos polvorientos. Algunos síntomas típicos son los estornudos frecuentes, dificultad para respirar o respiración ruidosa, secreciones nasales o lagrimales, y sonidos como silbidos al exhalar. Una infección respiratoria puede agravarse rápidamente y propagarse a los pulmones, por lo que es vital acudir al veterinario ante los primeros signos.
Anomalías en el pelaje y la piel
Un hámster sano debe tener el pelaje limpio, denso y uniforme. La aparición de zonas sin pelo, costras, heridas o picazón frecuente puede indicar la presencia de ácaros u otros parásitos externos, infecciones fúngicas o bacterianas, o reacciones alérgicas a materiales como el sustrato. Si ves que tu hámster se rasca mucho, pierde pelo o tiene lesiones en la piel, evita automedicarlo y consulta a un especialista en medicina de animales exóticos.
Alteraciones en los ojos, los dientes y las patas
Los hámsters pueden presentar infecciones oculares que se manifiestan con secreciones, ojos cerrados o hinchados. También es común que los dientes crezcan en exceso si no tienen materiales adecuados para roer. Otras señales preocupantes incluyen salivación excesiva, incapacidad para cerrar la boca o dificultad al comer, cojeras, hinchazón en las patas o heridas abiertas por caídas o peleas. El crecimiento dental excesivo puede perforar tejidos y causar infecciones internas, así que es un aspecto que no debe descuidarse.
Prevención: mejor que curar
Para evitar muchas de estas enfermedades, es clave ofrecer al hámster un entorno limpio, seguro y bien ventilado, con una dieta equilibrada, ejercicio y supervisión diaria. Algunos consejos de prevención son cambiar el sustrato al menos una vez por semana, ofrecer bloques de calcio o juguetes para roer, evitar corrientes de aire y temperaturas extremas, no manipularlos en exceso si están estresados o enfermos, y aislar inmediatamente a los hámsters enfermos si conviven con otros.
La importancia del veterinario especializado
Debido a su fisiología particular, los hámsters deben ser atendidos por veterinarios que tengan experiencia en animales exóticos. Nunca se deben usar medicamentos destinados a perros o gatos en estos pequeños roedores. Una atención temprana puede marcar la diferencia entre una recuperación rápida o una enfermedad irreversible.
Aunque su tamaño los haga parecer animales de bajo mantenimiento, los hámsters requieren observación constante y cuidados específicos. Detectar una enfermedad a tiempo puede salvarles la vida. Si notas cualquier cambio en su comportamiento, apetito o apariencia, no lo ignores: tu pequeño amigo depende completamente de ti para mantenerse sano y feliz.
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