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Enfermedades de los cerdos de cría asociadas a una mala nutrición

La cría de cerdos representa una de las actividades pecuarias más importantes a nivel mundial, tanto por su aporte en la producción de carne como por su impacto económico. Sin embargo, el éxito de esta práctica depende en gran medida de una adecuada alimentación.

Una nutrición deficiente no solo reduce el crecimiento y el rendimiento de los animales, sino que también provoca la aparición de múltiples enfermedades que afectan su salud, bienestar y productividad. En este contexto, la asesoría veterinaria especializada es indispensable para diseñar planes de alimentación balanceados, prevenir enfermedades y garantizar que los cerdos se desarrollen en condiciones óptimas.

La nutrición como eje central en la salud porcina

Los cerdos requieren dietas cuidadosamente equilibradas que incluyan proteínas, carbohidratos, grasas, vitaminas y minerales en proporciones adecuadas. Cuando alguno de estos elementos falta o se encuentra en exceso, se generan alteraciones metabólicas y orgánicas que predisponen a enfermedades. El alimento de mala calidad, el uso de raciones improvisadas o el descuido en el suministro de agua limpia y suficiente son factores que desencadenan graves problemas sanitarios.

La nutrición no solo influye en el crecimiento y el aumento de peso, sino también en la función inmunológica. Los cerdos mal alimentados son más vulnerables a infecciones bacterianas, virales y parasitarias, lo cual agrava las pérdidas económicas en las granjas.

Enfermedades metabólicas asociadas a deficiencias nutricionales

Uno de los grupos de enfermedades más comunes en los cerdos mal alimentados son las de origen metabólico, resultado de dietas pobres en minerales y vitaminas esenciales.

Raquitismo: causado por deficiencia de calcio, fósforo o vitamina D. Se caracteriza por deformaciones óseas, crecimiento lento y fragilidad en las patas.

Osteomalacia: en cerdas adultas, la falta de minerales debilita los huesos y aumenta el riesgo de fracturas, afectando su capacidad reproductiva.

Anemia nutricional: frecuente en lechones, por deficiencia de hierro. Se manifiesta con debilidad, palidez y bajo crecimiento. Es una de las enfermedades más conocidas en sistemas de cría intensiva.

Estas patologías reflejan cómo una alimentación mal planificada deteriora la estructura corporal del cerdo y su resistencia general.

Trastornos digestivos por mala alimentación

Las enfermedades digestivas también están estrechamente ligadas a deficiencias en la dieta y al mal manejo de los alimentos. Un ejemplo común es la diarrea nutricional, que aparece cuando las raciones contienen exceso de fibra, carbohidratos de difícil digestión o ingredientes contaminados. La deshidratación que resulta de estas diarreas puede ser mortal, sobre todo en lechones.

Otra condición frecuente es la ulceración gástrica, que se desarrolla en cerdos alimentados con dietas muy finamente molidas o con deficiencias en fibra adecuada. Esta enfermedad causa pérdida de peso, anemia y, en casos graves, la muerte del animal. La calidad del alimento, así como la frecuencia y regularidad en el suministro, son factores clave para evitar estas complicaciones.

Alteraciones reproductivas ligadas a la nutrición

En el caso de las cerdas reproductoras, una mala nutrición repercute directamente en su capacidad de gestar y amamantar. Las deficiencias energéticas o proteicas provocan anestro nutricional, es decir, la ausencia de celo, lo que dificulta los programas de reproducción. Asimismo, la falta de vitaminas como la A y la E, junto con minerales como el selenio, ocasiona abortos, camadas pequeñas o lechones débiles al nacimiento.

Durante la lactancia, las cerdas requieren una dieta altamente energética y proteica. Si la alimentación es deficiente, se presenta agalactia (falta de producción de leche), lo cual compromete seriamente la supervivencia de los lechones.

Problemas de crecimiento y desarrollo

La eficiencia en la producción porcina depende en gran medida del ritmo de crecimiento de los animales. Una dieta desequilibrada genera retraso en el crecimiento, animales más pequeños y con menor desarrollo muscular, lo que reduce el valor comercial de la carne.

Las deficiencias proteicas en etapas tempranas alteran la formación de tejido magro, mientras que los excesos de energía generan depósitos de grasa indeseada. En ambos casos, los resultados afectan la rentabilidad del productor.

Enfermedades de la piel y del sistema nervioso

El estado nutricional de los cerdos también se refleja en la piel y el sistema nervioso. La carencia de zinc, por ejemplo, produce parakeratosis, una enfermedad que se manifiesta con lesiones cutáneas, engrosamiento de la piel y mal aspecto general. La falta de niacina puede ocasionar dermatitis y problemas digestivos, mientras que la deficiencia de tiamina (vitamina B1) genera alteraciones neurológicas como convulsiones, incoordinación y posturas anormales.

Estos padecimientos no solo afectan la salud del animal, sino también su valor en el mercado, ya que los compradores rechazan animales con lesiones visibles o comportamiento anormal.

La importancia de la asesoría veterinaria en la alimentación porcina

Aunque muchas de estas enfermedades se originan por factores nutricionales, su prevención y tratamiento requieren de un conocimiento técnico especializado. El veterinario es el profesional capacitado para elaborar dietas balanceadas, supervisar la calidad del alimento y detectar a tiempo los signos de enfermedad. Además, puede recomendar suplementos específicos según la etapa de desarrollo del cerdo, el tipo de explotación y las condiciones ambientales.

La asesoría veterinaria también es clave en la capacitación de los productores, quienes muchas veces carecen de información precisa sobre las necesidades nutricionales de los animales. Con un adecuado acompañamiento profesional, se reducen las pérdidas económicas, mejora la eficiencia productiva y se eleva el bienestar de los cerdos.

La relación entre nutrición y salud porcina es innegable: una alimentación deficiente desencadena enfermedades metabólicas, digestivas, reproductivas y de desarrollo que afectan la rentabilidad de la producción. Garantizar la calidad de la dieta no es solo cuestión de crecimiento y peso, sino también de prevenir patologías que comprometen la vida de los animales.

En este sentido, la asesoría veterinaria es una herramienta fundamental, pues permite diseñar programas de nutrición adecuados, prevenir enfermedades y asegurar un manejo responsable y productivo de los cerdos de cría. Con el acompañamiento profesional correcto, la crianza porcina se convierte en una actividad más segura, eficiente y sostenible.

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