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En el ritmo de la cotidianidad las mascotas tienen un papel muy importante para el bienestar de las personas, en buena medida por que, por un lado, cuidar a un animal de compañía se ha tornado algo de gran relevancia para millones de personas en el mundo, y por otra parte, estos compañeros peludos se han transformado en auténticos integrantes de los grupos familiares.

En años recientes se han realizado distintas investigaciones acerca de la relevancia de cuidar animales en casa y el efecto de esta dinámica en la salud mental de los humanos.

Los positivos efectos del cuidado de las mascotas

Destacados expertos en el tema indican que es positivo contar con un animal de compañía para transitar de modo más fácil por conflictos psicoafectivos, como es el caso de la soledad extrema. Otros estudios asocian el cuidado de las mascotas con la disminución del estrés; una optimización en el desempeño de los neurotransmisores, lo cual favorece la relajación; una mejora en el sistema inmunológico; y menores niveles de triglicéridos y colesterol.

Así también, ha sido objeto de análisis el vínculo entre los humanos y los animales de compañía. Tales investigaciones han revelado que la simple acción de acariciar a un can o a un minino reduce bastante la presión arterial tanto de esa mascota como también de la persona que la cuida.

Querer y poder tener un animal de compañía en casa

Antes que otra cosa, si se ha tomado la decisión de adoptar a un animal de compañía se deben de atender algunos puntos indispensables. Solo de ese modo se podrá llegar a ser un propietario plenamente responsable.

Algunas de las necesidades que se deben de cumplir con respecto al cuidado de las mascotas son las siguientes:

Nuestro animal doméstico no debe de padecer hambre, sed y una deficiente nutrición; también debe de estar libre de cualquier incomodidad con respecto al espacio donde habite en el hogar, mismo en el cual deberá tener toda la protección que requiera; nuestra mascota también debe verse, en la medida de lo posible, libre de cualquier riesgo de enfermedad; es importante además que ese animal de compañía manifieste el comportamiento que le es particular por su propia naturaleza, y también debe se estar libre de cualquier temor o estrés que afecte su estabilidad mental.

La aventura de cuidar una mascota de modo responsable

Contar con una mascota como nuevo integrante del grupo familiar es indudablemente una auténtica aventura. Son compañeros entrañables, capaces de colmar los hogares con ternura abundante y muchos buenos momentos.

Sin embargo, antes de proceder con la adopción de un perro o un gato se debe de actuar con responsabilidad y con plena conciencia de los cuidados que las mascotas requieren.

Qué se debe atender con respecto al cuidado de las mascotas

En primera instancia, hay que procurar que nuestro perro o nuestro gato tenga en casa el espacio adecuado para que habite con total comodidad. Ese refugio deberá de ofrecerle amparo contra el frío, lluvias o cualquier depredador que pudiera causarle daño.

El espacio habitable de nuestra mascota debe de ser el idóneo para que nuestro animal de compañía pueda manifestar el comportamiento silvestre que le es propio y los instintos que lo definen.

Cómo cuidar a una mascota con respecto a su especie

En nuestros días, las personas afectas a los animales de compañía han adoptado una gran variedad de especies como compañeros domésticos, como, por ejemplo, aves, reptiles, peces, roedores, mininos y canes.

Cada uno de estos animales expone expectativas de vida muy distintas. Por ello, es indispensable también comprender el comportamiento que tiene cada raza o especie que se aspire a tener como animal de compañía. Y es que cada animal, de acuerdo con su especie, requiere de un entorno diferente y tal habitat tiene mucho que ver con la dinámica de adaptación que requiera tras su llegada a ese nuevo hogar.

De no atender como es debido ese aspecto, se tendrán severas problemáticas en el cuidado de una mascota. El animal incluso podrá desarrollar traumas psicológicos capaces de generar alteraciones en su conducta, como, por ejemplo, agresividad y diferentes temores, entre otras negativas manifestaciones.