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Prevención contra los casos de Derriengue en los entornos ganaderos

En la ganadería mexicana, uno de los riesgos sanitarios más graves y con mayor repercusión económica y social es el Derriengue, también conocido como rabia paralítica bovina.

Esta enfermedad viral, transmitida principalmente por la mordedura de murciélagos hematófagos —especialmente el Desmodus rotundus—, afecta al sistema nervioso central de bovinos, equinos y otros animales domésticos. Su desenlace suele ser fatal, y por tratarse de una enfermedad zoonótica, también representa una amenaza para la salud humana.

Antes de emprender cualquier acción para prevenir o controlar el Derriengue, es fundamental contar con la debida asesoría veterinaria. El médico veterinario zootecnista es el profesional capacitado para evaluar la situación sanitaria, diseñar planes de prevención adaptados a cada hato y supervisar la correcta aplicación de medidas de control.

Características y transmisión de la enfermedad

El Derriengue está causado por un virus del género Lyssavirus, el mismo al que pertenece la rabia clásica. Una vez que el virus ingresa al organismo, se multiplica en tejidos cercanos a la herida y luego se dirige al sistema nervioso, provocando inflamación cerebral. La transmisión ocurre principalmente a través de la saliva infectada de murciélagos hematófagos, aunque también puede suceder por mordeduras de otros animales portadores.

En el ganado, la enfermedad se manifiesta con cambios de conducta, dificultad para caminar, parálisis progresiva, salivación excesiva y, finalmente, la muerte. No existe tratamiento curativo una vez que aparecen los signos clínicos, por lo que la prevención es la única herramienta realmente efectiva.

Importancia del control de murciélagos hematófagos

El control de la población de murciélagos hematófagos es una de las estrategias esenciales para reducir el riesgo de Derriengue en entornos ganaderos. No se trata de una erradicación indiscriminada, ya que muchas especies de murciélagos cumplen funciones ecológicas importantes; la clave está en identificar y controlar a las especies que se alimentan de sangre.

El médico veterinario, en coordinación con autoridades sanitarias y de medio ambiente, puede implementar acciones como:

Censo y monitoreo de refugios para localizar colonias de murciélagos hematófagos.

Uso de anticoagulantes tópicos aplicados en animales capturados que, al regresar a la colonia, transmiten el producto a otros individuos.

Protección de construcciones y corrales para evitar el acceso de murciélagos.

Educación comunitaria sobre la importancia de reportar ataques de murciélagos y no manipularlos sin capacitación.

Estas medidas, al aplicarse de manera técnica y supervisada, reducen la probabilidad de transmisión sin generar desequilibrios ambientales.

Vacunación del ganado

La vacunación es la herramienta más efectiva para proteger al ganado contra el Derriengue. Las vacunas antirrábicas para bovinos son seguras, de bajo costo y ofrecen protección prolongada si se aplican de manera periódica.

Las recomendaciones generales incluyen:

Vacunar a todos los animales susceptibles a partir de los tres meses de edad.

Aplicar refuerzos anuales antes de las temporadas de mayor actividad de murciélagos.

Mantener registros sanitarios para garantizar que ningún animal quede sin protección.

El veterinario puede indicar el biológico más adecuado, establecer el calendario óptimo de vacunación y capacitar al personal para el manejo correcto de las dosis y su almacenamiento.

Bioseguridad y manejo preventivo en el hato

Además de la vacunación y el control de vectores, existen medidas de manejo que disminuyen el riesgo de Derriengue en granjas y ranchos:

Inspección frecuente del ganado para detectar mordeduras o heridas sospechosas.

Aislamiento inmediato de animales con síntomas neurológicos hasta obtener un diagnóstico.

Evitar pastoreo nocturno en zonas con alta incidencia de murciélagos hematófagos.

Instalación de techos y cerramientos en corrales de descanso para impedir el acceso de murciélagos.

Coordinación comunitaria con productores vecinos para implementar planes conjuntos de vacunación y control de vectores.

El médico veterinario puede supervisar la aplicación de estas medidas y ajustar las estrategias según el comportamiento local de la fauna silvestre.

Diagnóstico y respuesta ante casos sospechosos

Cuando un animal presenta síntomas compatibles con Derriengue, es fundamental actuar de inmediato. El veterinario puede tomar muestras de tejido cerebral para análisis en laboratorio, confirmando o descartando la enfermedad. Ante la sospecha, se deben reforzar las medidas de bioseguridad y notificar a las autoridades sanitarias para activar protocolos de control.

La respuesta rápida evita la propagación de la enfermedad dentro del hato y permite implementar campañas de vacunación de emergencia en la zona afectada.

Educación y concientización

La prevención del Derriengue también pasa por la capacitación de productores, trabajadores y comunidades rurales. El conocimiento sobre los síntomas de la enfermedad, la forma de transmisión y las medidas preventivas es una barrera fundamental contra su avance.

Los médicos veterinarios pueden organizar talleres, charlas y demostraciones prácticas para enseñar a identificar mordeduras, aplicar vacunas y manejar correctamente animales sospechosos.

Impacto económico y sanitario

Un brote de Derriengue en un hato puede significar la pérdida de varios animales en pocos días, además de la paralización parcial de actividades productivas. Los costos asociados incluyen la compra de vacunas de emergencia, el control de murciélagos, la pérdida de animales y, en casos extremos, el cierre temporal de mercados por restricciones sanitarias.

En términos de salud pública, cada caso de Derriengue animal representa un riesgo potencial para las personas que están en contacto directo con el ganado, lo que hace indispensable la vacunación preventiva y la atención médica inmediata ante mordeduras.

Antes de tomar cualquier medida para prevenir el Derriengue, la asesoría de un médico veterinario es indispensable. Su conocimiento técnico garantiza que las acciones de control de murciélagos, la vacunación, la bioseguridad y el manejo del hato se realicen de forma segura, efectiva y adaptada a las condiciones específicas de cada explotación.

El Derriengue es prevenible si se combinan estrategias de control de vectores, inmunización oportuna y educación comunitaria. Un plan preventivo bien diseñado y supervisado no solo protege al ganado, sino que salvaguarda la salud humana y asegura la continuidad productiva de la ganadería. Contar con la orientación de un veterinario no es un gasto, sino una inversión en la seguridad y la rentabilidad de la actividad pecuaria.

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