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La necesidad del control de moscas en entornos ganaderos

En las explotaciones ganaderas, las moscas representan una plaga persistente cuyas consecuencias van mucho más allá de una simple molestia. Su presencia afecta directamente la salud del ganado, fomenta la transmisión de enfermedades, genera estrés y, en consecuencia, reduce la productividad.

Estos factores impactan negativamente en la rentabilidad del productor, haciendo del control de moscas una necesidad estratégica y no un tema menor. En este contexto, es fundamental contar con la debida asesoría veterinaria para implementar acciones efectivas y seguras, adaptadas a las condiciones específicas de cada unidad de producción.

Impacto de la presencia de moscas

Las moscas, como la doméstica o la de establo, actúan como vectores mecánicos de patógenos. Pueden transportar virus, bacterias y parásitos desde zonas contaminadas hasta las áreas de alimentación o directamente al cuerpo de los animales. Este tipo de contaminación favorece la propagación de enfermedades digestivas, respiratorias o dérmicas. Además, la irritación constante que provocan en el ganado interfiere en el descanso, la alimentación y la producción. Se ha comprobado que altas poblaciones de moscas afectan el aumento de peso en bovinos y reducen la producción lechera, lo cual compromete seriamente la eficiencia productiva.

La acumulación de estiércol, humedad, restos orgánicos y vegetación densa son entornos ideales para su reproducción. Por ello, el control no debe limitarse al uso de insecticidas, sino que debe concebirse como una estrategia integrada que abarque desde la limpieza hasta la vigilancia permanente. En todo este proceso, el acompañamiento veterinario permite detectar a tiempo los focos de infestación y establecer planes de acción oportunos según la especie animal, el sistema productivo y la zona geográfica.

Bioseguridad y manejo integrado

Un programa eficiente de control de moscas debe enmarcarse dentro de una estrategia de bioseguridad que contemple múltiples frentes. El Manejo Integrado de Plagas (MIP) en ambientes ganaderos propone una combinación de medidas preventivas, físicas, químicas y biológicas para mantener las poblaciones de moscas por debajo de umbrales críticos.

Entre las acciones básicas se encuentra la limpieza constante de corrales, comederos y zonas húmedas. La eliminación de materia orgánica en descomposición reduce las posibilidades de reproducción de las moscas. Además, el uso de trampas como cintas adhesivas o recipientes con cebos puede ayudar a disminuir la población adulta.

La aplicación de insecticidas autorizados debe realizarse de manera programada y con alternancia de productos para evitar resistencia. En este sentido, se utilizan formulaciones líquidas, en polvo o en gránulos, que actúan por contacto o ingestión. A su vez, los larvicidas, como aquellos basados en reguladores del crecimiento, interrumpen el desarrollo de las larvas, evitando que lleguen a la fase adulta. La asesoría veterinaria resulta clave para seleccionar el producto más adecuado, definir las dosis correctas y evitar efectos indeseados en los animales, el medio ambiente o el personal encargado de la aplicación.

Factores operativos y estratégicos

Para que el programa de control sea efectivo, se deben tomar en cuenta factores como el momento del día en que se aplican los productos (preferiblemente temprano por la mañana), la temperatura ambiental, la velocidad del vehículo que realiza la aspersión y la cobertura del tratamiento. Además, es fundamental que los operarios utilicen equipo de protección personal para evitar riesgos durante la preparación y aplicación de los productos.

El monitoreo constante también es crucial. A través de trampas adhesivas y registros semanales, se puede evaluar la densidad de la población de moscas y ajustar las estrategias según sea necesario. Superar los umbrales establecidos debe considerarse una señal de alerta para intensificar las acciones de control. En estos casos, la consulta con un profesional veterinario permite reorientar las medidas sin comprometer la eficacia del manejo ni la salud del ganado.

Beneficios esperados

La implementación de un protocolo estructurado y constante para el control de moscas ofrece múltiples beneficios: mejora el bienestar del ganado, reduce el riesgo sanitario, aumenta la eficiencia alimentaria y mejora el ambiente de trabajo. A largo plazo, se disminuye la necesidad de medicamentos, se evita la propagación de enfermedades y se fortalece la reputación del productor ganadero en cuanto a calidad e inocuidad. Cuando estas acciones se llevan a cabo bajo la supervisión de un médico veterinario zootecnista, se garantiza una ejecución técnica responsable y adaptada a las necesidades reales del sistema productivo.

El control de moscas en entornos ganaderos es una medida imprescindible que debe formar parte de un programa integral de bioseguridad. Solo mediante una combinación de higiene, monitoreo, control físico y químico, capacitación del personal y, especialmente, la orientación profesional de un veterinario, es posible mantener esta amenaza bajo control. La inversión en estas prácticas no solo protege la salud animal, sino que también garantiza la sostenibilidad y rentabilidad de la actividad ganadera. Un plan bien estructurado y respaldado por asesoría técnica es la mejor defensa contra las pérdidas que puede provocar esta plaga silenciosa pero persistente.

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