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Enfermedades Comunes en el Rabo de las Reses y Cuidados Veterinarios

El rabo del ganado bovino, lejos de ser una simple extensión de la columna vertebral, es un órgano multifuncional crucial para el bienestar del animal. Actúa como un mecanismo de defensa esencial contra insectos molestos, facilita la comunicación social dentro del hato y es un indicador valioso de su estado de salud.

Sin embargo, su ubicación y función lo exponen a diversas afecciones que, si no se tratan, pueden derivar en dolor crónico, infecciones sistémicas y pérdidas económicas significativas. Este artículo explora las patologías más frecuentes que afectan a esta región y los protocolos veterinarios para su manejo.

Principales Enfermedades y sus Causas

Necrosis de la Cola (Gangrena de la Cola)
Esta es una de las condiciones más graves. Se produce cuando se interrumpe el suministro sanguíneo a la cola, generalmente debido a un trauma. Las causas más comunes incluyen:

Fracturas por aplastamiento: Puertas que se cierran, animales que se caen o son pisoteados en espacios confinados.

Aplastamiento durante el parto: En terneros, un parto distócico puede dañar la cola durante su paso por el canal pélvico.

Estrangulación: Por el enredo con cuerdas, alambres o colas de otros animales.

La falta de riego sanguíneo provoca la muerte del tejido (necrosis). La parte afectada se vuelve fría, insensible y oscura (negra o púrpura). Eventualmente, se seca y se cae (autoamputación), pero el proceso conlleva un alto riesgo de infección ascendente.

Dermatitis y Ulceraciones
La piel del rabo es susceptible a diversas afecciones inflamatorias, a menudo vinculadas a problemas ambientales y de manejo.

Dermatitis Húmeda (Peladera): Común en sistemas de estabulación con suelos húmedos y sucios. La humedad constante, la materia orgánica y la orina ablandan la piel, causando erosiones, ulceraciones y alopecia. Es extremadamente dolorosa y es una puerta de entrada para bacterias.

Dermatitis Verrugosa (Hiperplasia Epidérmica): Causada por el virus del papiloma, provoca el crecimiento de lesiones similares a verrugas, ásperas y de tamaño variable. Aunque a menudo son benignas, pueden sangrar, infectarse y dificultar el movimiento de la cola.

Sarna y Piojos: Las infestaciones por ácaros o piojos causan un prurito (picazón) intenso. El animal se rasca y muerde constantemente la zona, lo que genera lesiones por autotrauma, pérdida de pelo y engrosamiento de la piel.

Artritis y Osteomielitis Vertebral
Un trauma directo o una infección que se propaga desde una herida cercana pueden afectar las vértebras coccígeas (de la cola).

Artritis: Inflamación de las articulaciones entre las vértebras, causando dolor y rigidez.

Osteomielitis: Infección del hueso vertebral. Es una condición muy seria que puede extenderse hacia la columna vertebral, con consecuencias neurológicas devastadoras. Suele ser consecuencia de heridas penetrantes o de la extensión de una necrosis infectada.

Abscesos
Acumulaciones localizadas de pus, generalmente causadas por heridas punzantes (astillas, alambres) o por la bacteria Actinomyces pyogenes. Se presentan como bultos calientes, dolorosos y fluctuantes. Requieren drenaje y tratamiento antibiótico.

Fracturas
Además de las que causan necrosis, las fracturas simples son comunes. Pueden ocurrir por enredos, golpes o manipulación brusca. A menudo, si no hay desplazamiento, el animal las tolera bien y cicatrizan solas, pero pueden consolidar de forma incorrecta, dejando una deformidad.

Diagnóstico Veterinario

Un diagnóstico preciso es el primer paso para un tratamiento efectivo. El veterinario realizará:

Historial Clínico y Anamnesis: Preguntará sobre el inicio del problema, el manejo del hato, las condiciones ambientales y la presencia de otros animales afectados.

Examen Físico Minucioso:

Inspección Visual: Valorará la presencia de hinchazón, deformidades, cambios de color (cianosis, negruzco), ulceraciones, pérdida de pelo o secreciones.

Palpación: Evaluará la temperatura, la sensibilidad al dolor, la consistencia de los tejidos (presencia de abscesos) y la movilidad de la cola. La palpación de crepitación (sensación de crujido) puede indicar una fractura.

Evaluación Neurológica: Comprobará el tono muscular y la sensibilidad para determinar si hay daño en los nervios de la base de la cola, lo que afecta la función del esfínter anal y la micción.

Pruebas Complementarias: En casos de sospecha de infección profunda, se pueden realizar radiografías para evaluar el estado óseo, o tomar muestras de tejido o pus para cultivo bacteriano y antibiograma, con el fin de identificar el patógeno y el antibiótico más adecuado.

Protocolos de Tratamiento y Cuidados

El tratamiento varía según la enfermedad diagnosticada:

Limpieza y Curación Tópica: Para dermatitis y ulceraciones, el pilar del tratamiento es la limpieza exhaustiva de la zona con soluciones antisépticas (clorhexidina, povidona yodada), el secado meticuloso y la aplicación de pomadas antibióticas y antiinflamatorias. Es fundamental corregir los factores ambientales (mejorar el drenaje, la cama).

Antibioticoterapia Sistémica: Esencial para abscesos, osteomielitis y cualquier infección profunda o sistémica. Debe basarse en el antibiograma siempre que sea posible para evitar resistencias.

Antiinflamatorios No Esteroideos (AINEs): Como la flunixina meglumina o el meloxicam, son cruciales para controlar el dolor y la inflamación en fracturas, artritis y lesiones traumáticas, mejorando el bienestar del animal y su recuperación.

Intervención Quirúrgica:

Amputación Parcial: Es el tratamiento de elección para la necrosis de la cola, fracturas abiertas graves e infecciones óseas que no responden a los antibióticos. Se realiza bajo anestesia local y sedación, amputando por encima del tejido dañado y asegurando una correcta hemostasia. Es un procedimiento que, aunque radical, elimina el foco de dolor e infección y permite una recuperación rápida.

Drenaje de Abscesos: Se realiza una incisión para evacuar el pus, seguido de un lavado profundo de la cavidad.

Medidas de Prevención

La prevención es siempre más rentable y ética que el tratamiento. Las estrategias clave incluyen:

Manejo y Diseño de Instalaciones: Eliminar elementos que puedan atrapar o cortar la cola (alambres sueltos, bordes afilados). Asegurar que las puertas y mangas de manejo tengan el ancho adecuado para evitar aplastamientos.

Higiene Ambiental: Mantener las áreas de descanso limpias, secas y con cama adecuada (paja, viruta) para prevenir la dermatitis húmeda.

Control de Parásitos: Implementar programas regulares de desparasitación externa e interna.

Manejo Cuidadoso: Evitar tirar o manipular las colas de los animales con brusquedad durante las prácticas de rutina.

Observación Continua: Realizar inspecciones diarias del hato para identificar y aislar precozmente a cualquier animal con signos de cojera, inflamación en la cola o dificultad para moverla.

El rabo de las reses es un barómetro de su salud y bienestar general. Las enfermedades que lo afectan, aunque a veces parezcan menores, pueden tener un impacto profundo en la productividad y la calidad de vida del animal. U

n enfoque proactivo que combine un manejo excelente, la prevención y, cuando sea necesario, una intervención veterinaria rápida y especializada, es fundamental para mantener la integridad de este importante órgano y garantizar la sostenibilidad y rentabilidad de la explotación ganadera. La colaboración estrecha entre el ganadero y el veterinario es, una vez más, la clave del éxito.

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