Blog

Se trata de una variedad de muerte inducida que lo mismo genera polémica, pero no deja de ser una opción para considerar seriamente en casos especiales. Es la eutanasia y en el caso de los canes, se proyecta como la alternativa más pertinente cuando las consecuencias de una enfermedad de tipo incurable afectan al máximo la calidad de vida del perro.

No obstante, nunca es sencillo tomar la determinación final de aplicar la eutanasia. En ciertos casos y para muchas personas, la eutanasia es confundida con una suerte de sacrificio y eso no es conveniente en modo alguno.

Qué se entiende por eutanasia

Estamos hablando acerca de un procedimiento de la veterinaria que consiste en propiciar la muerte de un can con una enfermedad sin cura. Tales problemas de salud son capaces de disminuir en grado sumo la calidad de vida de esa mascota.

Para que pueda ser considerada de manera concreta la aplicación de la eutanasia deben de presentarse dos factores.

En primera instancia, que el diagnóstico acerca de la enfermedad obtenido por el veterinario sea preciso y que no se tengan ya disponibles opciones clínicas para curar a esa mascota.

En segundo lugar, para que la eutanasia sea una alternativa viable, debe llevarse a cabo del modo más indoloro y que genere la menor angustia al animal. Para ello deberán emplearse las tecnologías veterinarias más modernas y eficaces.

Cómo se diferencia el sacrificio y la eutanasia en el entorno de las mascotas

Con frecuencia se usa de modo indistinto el término “eutanasia” y la noción de “sacrificio” para mencionar la muerte inducida por medios veterinarios en perros y otros animales domésticos.

No obstante, la verdad es que “sacrificio” y “eutanasia” no se refieren a lo mismo y es indispensable tener presente que entre ambas hay una notable diferencia.

Puede hablarse acerca de sacrificio y no de eutanasia cuando se propicia el fallecimiento de un animal que goza de plena salud, o bien, que padece una enfermedad que puede ser tratada o que no se conoce a ciencia cierta sus alcances.

El sentido de la eutanasia en los animales de compañía

Caso diferente es el de la eutanasia, la cual puede comprenderse como el derecho del animal de compañía para no sufrir sin sentido, cuando las circunstancias han hecho que padezca una enfermedad sin cura alguna.

El sacrificio, por su parte, es empleado principalmente en aquellos casos en los que se termina con la vida de un animal no humano que carece de propietario y que deambula por las calles sin que nadie se haga cargo de él y sin que se cuenten con los suficientes recursos públicos para atenderlo.

Cuestiones morales relacionadas con la eutanasia

Ante el dilema de aplicar la eutanasia o no a un perro, siempre se tienen dudas de orden moral para resolver. En este sentido, la comunicación por parte del veterinario con las personas que atienden a esa mascota desahuciada es algo que resulta clave para resolver cualquier duda relacionada con la eutanasia.

Lo más importante es clarificar la noción de “calidad de vida” de una mascota, condición que puede variar de un animal a otro, pero que en todo momento considera elementos como la movilización autónoma, los deseos de alimentarse, la ausencia de dolores corporales o de sufrimiento físico, el control de los esfínteres, etc.

Por otra parte, algunos consideran que no es adecuado tomar decisiones tan extremas acerca de la existencia de otro ser vivo, tomando en cuenta que este animal no puede manifestarse acerca de su aprobación o rechazo de la eutanasia.

Eutanasia, una decisión tan difícil como importante

A final de cuentas, el propietario de una mascota debe de evaluar junto con el veterinario el diagnóstico, las oportunidades reales de recuperación de la salud del perro o gato, si efectivamente se evitará el sufrimiento del animal y el nivel de bienestar que se podría alcanzar durante el final de la vida de esa mascota.

Lo más indispensable es que la resolución acerca de la eutanasia en una mascota se tome con la mejor asesoría posible y siempre teniendo como meta principal e inalterable el bienestar de la mascota. Es una decisión que debe tomarse atendiendo a criterios relacionados con la salud del animal y no otros alejados de ello.