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Cómo afronta la veterinaria el desinterés de las mascotas por sus cachorros

El nacimiento de una camada suele ser un momento de alegría y ternura, pero en ocasiones puede tornarse preocupante cuando la madre, ya sea perra o gata, muestra desinterés por sus crías. Este comportamiento, aunque poco común, genera alarma en los dueños y requiere una respuesta rápida y responsable.

Detrás del rechazo materno pueden existir causas físicas, emocionales o instintivas, por lo que el acompañamiento veterinario resulta fundamental para garantizar la supervivencia de los cachorros y el bienestar de la madre. La atención oportuna, la observación cuidadosa y las estrategias de apoyo son esenciales para afrontar este problema de manera adecuada.

Causas del desinterés materno

El rechazo o la falta de atención hacia los cachorros puede tener múltiples causas. Una de las más comunes es el estrés postparto, que se presenta cuando la madre se siente insegura, asustada o agotada tras el parto. Las condiciones del entorno —como el ruido, la presencia de personas desconocidas o el exceso de manipulación de los cachorros— pueden interferir con el instinto maternal y provocar que la hembra se aparte de ellos.

Otra causa frecuente es el dolor físico o las complicaciones médicas derivadas del parto. Si la madre sufre una infección uterina (metritis), mastitis o hemorragias, es posible que se sienta débil y evite el contacto con los cachorros. También puede haber una falla hormonal, especialmente cuando los niveles de oxitocina son bajos, lo que impide que se active el vínculo natural con las crías. En los partos por cesárea, este vínculo puede retrasarse, ya que la hembra no atraviesa el proceso fisiológico completo del alumbramiento.

En algunos casos, el desinterés está relacionado con problemas conductuales o de inexperiencia. Las madres primerizas, sobre todo si fueron separadas muy jóvenes de su propia madre, pueden no saber cómo cuidar a sus crías. Además, ciertas razas, particularmente las que han sido seleccionadas por estética más que por comportamiento maternal, pueden presentar dificultades instintivas.

Finalmente, hay casos donde el instinto de selección natural actúa: si un cachorro nace débil, enfermo o con malformaciones, la madre puede rechazarlo o incluso apartarlo del resto de la camada. Aunque esto resulta impactante para los humanos, forma parte de una respuesta instintiva que busca preservar la supervivencia de los más fuertes.

Detección temprana del problema

Identificar a tiempo el desinterés o rechazo materno es clave para intervenir adecuadamente. Los signos más evidentes incluyen la falta de limpieza del área de parto, el abandono de los cachorros, el rechazo al amamantamiento y la ausencia de lamidos, que son vitales para estimular la respiración y la circulación de los recién nacidos.

En algunos casos, la madre puede mostrarse agresiva hacia los cachorros, empujándolos o mordiéndolos; en otros, simplemente los ignora o se aleja de ellos por periodos prolongados. Ante cualquier señal de este tipo, se debe contactar de inmediato al veterinario, ya que cada minuto es crucial para los pequeños, que dependen completamente de la temperatura, la leche y los cuidados de su madre durante las primeras semanas.

Intervención veterinaria y manejo clínico

La veterinaria afronta el desinterés materno mediante una evaluación integral que abarca tanto la salud física de la madre como su estado emocional. El primer paso consiste en realizar un examen clínico completo para descartar problemas posparto como mastitis, fiebre, infecciones uterinas o retención de placenta. Si se detecta alguna de estas condiciones, se inicia el tratamiento con antibióticos, antiinflamatorios o terapia de fluidos según el caso.

Si el desinterés es de origen hormonal, el veterinario puede recurrir a tratamientos con oxitocina, una hormona que estimula el comportamiento maternal y favorece la producción de leche. En partos por cesárea, suele recomendarse mantener a los cachorros cerca de la madre y permitir el contacto físico bajo supervisión, para fomentar la familiarización.

En paralelo, el especialista analiza el entorno donde se encuentra la madre. Se recomienda que el área sea tranquila, cálida y libre de ruidos, con iluminación tenue y sin visitas innecesarias. Un ambiente estable ayuda a reducir el estrés y facilita que la hembra se relaje y reconecte con sus crías. En casos donde la madre se muestra agresiva o ansiosa, puede ser necesario administrar ansiolíticos veterinarios bajo estricta supervisión profesional.

Cuando el rechazo es total o la madre no puede amamantar, el veterinario orienta al cuidador en la alimentación artificial de los cachorros. Esta se realiza con biberones especiales y fórmulas lácteas diseñadas para perros o gatos, nunca con leche de vaca, ya que puede causar diarreas y desnutrición. Además, es indispensable mantener a los cachorros a una temperatura corporal constante mediante lámparas de calor o mantas térmicas, y estimularlos para que orinen y defequen después de cada comida, imitando el cuidado materno con un paño húmedo.

Apoyo conductual y reeducación

En muchos casos, el acompañamiento del veterinario se complementa con el trabajo de un especialista en comportamiento animal. Este profesional ayuda a comprender las razones emocionales del rechazo y a aplicar técnicas de reeducación. Por ejemplo, se puede introducir paulatinamente a la madre en contacto con sus crías, utilizando refuerzo positivo —como caricias suaves o pequeñas recompensas— para asociar la presencia de los cachorros con experiencias agradables.

Cuando el rechazo proviene del miedo o la inseguridad, se trabaja en crear un ambiente predecible y libre de estímulos estresantes. También se recomienda evitar el exceso de manipulación de las crías por parte de los humanos, sobre todo durante las primeras 48 horas, ya que los olores extraños pueden interferir con el reconocimiento materno.

Prevención y acompañamiento durante la gestación

La mejor forma de evitar el desinterés materno es preparar a la hembra antes del parto. Las revisiones veterinarias durante la gestación son esenciales para monitorear su salud, controlar su alimentación y prevenir deficiencias nutricionales que puedan afectar su comportamiento. Asimismo, el veterinario puede orientar sobre la adecuación del nido, el tipo de ambiente más favorable y los cuidados previos al alumbramiento.

La esterilización también juega un papel importante. En animales que han mostrado rechazo repetido o complicaciones graves, el veterinario puede recomendar no reproducirlos nuevamente, ya que ciertos factores hormonales o genéticos pueden influir en la conducta materna.

La importancia del acompañamiento veterinario

El apoyo veterinario es determinante para enfrentar con éxito el desinterés de una mascota hacia sus crías. Más allá del tratamiento físico, el veterinario cumple una función de guía y asesor, ayudando al dueño a tomar decisiones acertadas en un momento de preocupación y urgencia. Con la intervención oportuna, muchos casos pueden resolverse satisfactoriamente, logrando que la madre acepte nuevamente a sus cachorros o, en su defecto, garantizando su supervivencia mediante cuidados humanos adecuados.

En última instancia, el compromiso y la sensibilidad del cuidador, sumados a la experiencia profesional del veterinario, permiten transformar una situación crítica en una oportunidad de aprendizaje y bienestar para toda la camada. Así, la atención médica, el control emocional y la comprensión del instinto animal se unen para proteger una de las etapas más delicadas y hermosas de la vida: la maternidad en nuestras mascotas.

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