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El término sarna reúne, de acuerdo con una conveniencia práctica, distintas enfermedades que afectan a los principales animales domésticos- perros y gatos- que son causadas por ácaros de la variedad “acarina”. En este texto comentaremos más a fondo acerca de la sarna, las causas de este problema sanitario y el tratamiento que se debe seguir para atenderla.

En primera instancia tenemos la sarna demodécica. Se trata de la variedad aparentemente menos grave y más engañosa de sarna. Lamentablemente también es la más complicada de atender y erradicar. Como habíamos mencionado la sarna es consecuencia de un ácaro, en este caso el Demodex canis, el cual tiene una presencia permanente en el cuerpo del animal. Este parásito se concentra en los folículos de su pelaje y permite la afectación de otras bacterias consideradas como patógenas.

Causas de la aparición de la sarna

La sarna se hace presente de manera principal en los perros, especialmente en los cachorros o en los ejemplares más jóvenes. Estos son animales que son infestados por sus madres poco después de haber nacido. En los gatos, si bien con menos frecuencia, la sarna también llega a presentarse.

A los canes se les suele llevar al veterinario a causa de la sarna cuando presentan un notable enrojecimiento de la piel, especialmente en los párpados, labios y codos. Aunado a lo anterior y a la presencia de pequeñas pústulas y costras, es posible observar una progresiva caída del pelo del animal y un escozor que puede ser de distinta intensidad.

Síntomas de la sarna en las mascotas

 Los perros afectados por la sarna suelen mostrar muy buen apetito, incluso más allá de lo normal. La sarna es una enfermedad que no tiene un elevado nivel de contagio ni en las personas, ni en los canes que tienen buena salud. En realidad, afecta más a los perros que tienen un sistema inmunológico escasamente desarrollado. Gracias a ello los ácaros consiguen afectar de manera más sencilla a los canes y los gatos, ya que estos parásitos de apariencia poco notable consiguen instalarse en el cuerpo y ocasionar tan molesta enfermedad.

Lo que procede en este sentido es llevar a cabo un minucioso control veterinario, ya que son escasos los productos en el mercado especializados en curar la sarna y varios de ellos tienen ciertos efectos secundarios que vale la pena tomar en cuenta.

El riesgo de recaer en la sarna

Con frecuencia los perros llegan a recaer en la sarna tras haberse curado, por lo cual, el tratamiento deberá seguirse durante meses enteros. Otro aspecto relacionado con la sarna tiene que ver con su elevado potencial de transmisión hereditaria, ya que los defectos en el sistema inmunológico en los perros pueden transmitirse de una generación a otra.

Otra variedad de sarna que también causa estragos en la salud de los perros es la llamada “sarna sarcóptica” conocida de modo popular como “roña”. Esta última si tiene un gran potencial de contagio y es capaz de afectar a los perros y gatos de cualquier edad. También tiene la capacidad de afectar al ser humano. Esta enfermedad está definida por un molesto prurito y por la aparición de numerosas costras en todo el cuerpo del perro.

La sarna y la roña en las mascotas

La roña se contagia cuando se presenta el contacto directo entre un perro o gato enfermo y uno saludable. También puede contagiarse por vía indirecta, al vivir en ambientes polucionados por estos ácaros, cuando los canes o mininos caminan o se tumban cerca de donde se concentran esos ácaros.

Mientras que los perros y gatos que habitan en ambientes domésticos no suelen contagiarse tanto de la roña, los mininos y canes que habitan al aire libre, al enfrentarse con animales enfermos por marcar su territorio, pueden sufrir heridas en el cuerpo que produzca el contagio.

La curación de la sarna

Afortunadamente la sarna, más allá de ser una de las enfermedades en mascotas y seres humanos más temidas, se cura de modo más bien sencillo, hasta cierto punto sin problemas y en un tiempo no demasiado prolongado.

Es importante señalar algo con respecto al entorno en el cual prolifera el ácaro responsable de la sarna, en cualquiera de sus variedades. Si el parásito no consigue un huésped en un periodo de dos o tres días, tiende a morir. De cualquier manera, es conveniente desinfectar cuidadosamente los objetos y espacios donde podrían concentrarse los ácaros causantes de la sarna.